martes, 22 de septiembre de 2009

Arpegios / Encantadora de Serpientes

¿Se puede cambiar el mundo? ¿Somos responsables de las situaciones de pobreza? ¿y de la desigualdad Norte-Sur? ¿Y culpables?

Llevo desde hace días un nudo en el estómago. En realidad desde hace unos tres meses. Lo bueno de este nudo es que con el paso de los días ambos hemos buscado la complicidad para saber entendernos y llevarnos bien (en fin, se aloja dentro de mí, qué menos que una mínima convivencia). De hecho, hemos llegado a compartir tanto que ahora son varios los latidos que me bombardean a lo largo del día. Si, así es, se siente en confianza y no se corta un pelo. Pero no os riais porque es duro; ya no sólo es que esté más o menos sensible con lo que me rodea, de vez en cuando sienta unas ganas horribles de llorar y otras tantas de volar bien lejos donde la medida de mi presencia sea el recuerdo que otras personas acá, se queden consigo. No, no es sólo por eso. Es porque cada latido proviene de un sitio diferente y escuchar las diversas opiniones que todos ellos quieren decirte puede resultar agotador, y ocasiona una inseguridad que aterra…. Claro que también me brinda la oportunidad de saberme fuerte. ¿Por qué? Porque a veces los latidos se identifican, y aunque provienen de distintos lugares, con diferentes puntos de vista, se ven, se reconocen y llegan a una especie de acuerdo común, con lo cuál el “boom boom” ya me retumba de tal manera que es inexplicable, pero lindo. Le he puesto hasta nombre a ese “arpegio” de sentimientos, “Encantadora de Serpientes”.



En fin, que a raíz de este cúmulo de extrañezas de las que normalmente me rodeo, pues me sucede que escucho cosas que ponen en marcha la caja sonora esta de la que os hablo, y he pensado compartirlas y escribir sobre ellas. Como hoy.

La primera, son las tres preguntas con las que he comenzado antes de contaros toda esta locura. A ellas les debo la falta de sueño que sufriré esta noche, pero también la linda tarde que he pasado hoy y que espero vivir mañana. Me he apuntado a un curso de cooperación al desarrollo, y tras digerirme a mí misma en mi comprensión con el mundo antes de entrar, he descubierto que lo que más voy a agradecer es encontrar a ciertas personas con ganas de mejorar aquello que nos rodea. Personas que ya lo están haciendo. Personas que creen en las utopías para caminar. “Portadores de sueños” que nos vamos encontrando y reconociendo.

La segunda es, que cada día, la profesión para la que me estoy formando flirtea de algún modo conmigo, y al principio cedía a sus encantos con los pies de puntillas y con enorme miedo, pero ahora estoy profundamente enamorada (no lo digo yo, lo dicen mis amigos los arpegios). Y aún a sabiendas de que a veces el amor es una etapa que dura lo que dura… pretendo luchar porque la llama de este no se apague tan fácilmente.

Y la tercera… es que navegando y buscando información en la web de ese curso hace un par de días, cayó esto en mis manos. Esperanzador. De un poeta que admiro; y señal de que mis arpegios, probablemente, no se estaban equivocando:

Es tarde,
pero es nuestra hora.

Es tarde,
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.

Es tarde,
pero somos nosotros
esta hora tardía.

Es tarde,
pero es madrugada
si insistimos un poco.

(Pedro Casaldáliga)

1 comentario:

Anónimo dijo...

mas wapa que wapa! y si, "encantadora"! Que con ese cariño que tienes haces que cambie el mundo un poquito cada segundo que pasaaaaaaaa!!!!


mauh!!